Noviembre 2021
El segundo capítulo de Aprendí que en un milímetro del cielo está todo el cielo nos invita a reflexionar acerca del registro fotográfico y la huella como rastro de un cuerpo que se mueve en la dicotomía ausencia/presencia.
A partir del montaje y desmontaje de obras se invita al espectador a reflexionar sobre el acto de mirar. Aquel espectador que haya asistido a la muestra anterior encontrará ciertos guiños de complicidad en la propuesta del diseño expositivo. Cuenta con información que otro espectador nuevo no. Por ejemplo, donde supo haber una imágen de una ciudad, hoy se encuentran los sujetos pertenecientes a ese espacio, donde había solamente tres fotografías de una serie, ahora se agregó el registro de un cuerpo que habita la llanura pampeana. El color de las paredes mutó, las obras cambiaron de lugar, algunas se reemplazaron y se incorporaron nuevas. Pero el tema sigue siendo una constante, el acto de ver no es el mismo que el acto de mirar, y es ahí donde reside el virtuosismo del artista que nos enseña a nosotros los espectadores, diversas maneras de contar una historia.
Noviembre | Artistas Participantes
- Otto: Daniel Ackerman, Cladio Larrea
- Oda: Fabiana Barreda y Andrea Alkalay
- Fulana: Elvi Tartari y Luis Lontoya
- Vasari: Lucrecia Plat
- Quimera: Joaquin Wall y Julia Sbriller
- Intemperie: Gonzalo Maggi
- Subsuelo: Matias Sarlo, Veronica Orta, Elvira Ferrazini
- Imaginario: Martin Bordenave
- Del infinito: Estanislao Florido
- Cecilia Caballero: Mónica Van Asperen y Nacho Lasparra
- Florencia Romero (Provincia de Buenos Aires - artista sin representación)
- Hiram Di Lorenzo (Mendoza- artista sin representación)
Matias de la Guerra (Salta- artista sin representación)
* La obra fotográfica pertenece a la exposición inédita “LOS CUERPOS DEL DELITO”, una serie de retratos masculinos, que a modo de homenaje revisita la obra «secuestrada» de Jorge Horacio Ballvé Piñero, pionero amateur de la fotografía erótica masculina en Argentina de la década del ‘40, quien siendo un joven de familia acomodada y bien situada en la sociedad porteña, en 1942 fue arrestado con 22 años -la mayoría de edad de la época- y al que un entramado militar, político y judicial amalgamado en torno a una logia secreta conocida como GOU (Grupo de Oficiales Unidos) acusó de corrupción de menores y asociación ilícita, unos cargos que le supondrían 12 años de cárcel. La carrera fotográfica amateur de Ballvé Piñero había durado así apenas dos años, en la que había realizado una considerable serie de retratos masculinos, con poca ropa o ninguna, en los que capturaba a futbolistas, choferes, lecheros, acomodadores de cine… y a cadetes del Colegio Militar. Fue esta vertiente castrense la que catalizó su detención y solidificó su tragedia. Lo que siguió fue un juicio sensacionalista, conocido en la época como “El Caso de los Cadetes”. Tras varias instancias judiciales y más de una década de cárcel y torturas, Jorge Horacio Ballvé Piñero recuperó su libertad en 1954. La serie completa “LOS CUERPOS DEL DELITO” puede visitarse en: https://claudiolarrea.com/claudiolarreacuerposdeldelito.html